¡Y ya va un mes!

Septiembre ha volado. Me cuesta pensar que ya hayan pasado 30 días desde que llegué, pero hay algunos momentos en los que me parece que llevo aquí desde siempre: una vez que te haces a la rutina es fácil creerlo.

Look! It's a moose!

Pero ojo, tener una rutina no tiene por qué ir ligado a la monotonía. Cada día encuentro cientos de detalles que lo hacen único: una persona que se ofrece para echarte una mano, alguien que te invita a dar una vuelta en coche (porque la gente aquí conduce desde los 16) y enseñarte su sitio favorito, esa canción en la radio cuando voy en el bus, descubrir un pequeño Inukshuk  en tu camino al colegio, probar una comida nueva o que se te cruce un alce por la carretera.

Mi primer día de clase de verdad fue bastante bien: habían cambiado la mayoría de asignaturas que había pedido y pude abrir la taquilla sin problemas (pero porque me dejaron llevarme el candado a casa y estuve todo el finde practicando xd). Lo que pasa es que yo soy como soy y tenía que meter la pata de alguna manera, así que perdí el autobús de vuelta junto con mi hostbrother y otros dos internacionales.  Alguien olvidó decirnos qué número era el de nuestro bus, y de repente nos vimos en el aparcamiento delante de más de diez autobuses iguales que estaban arrancando. Pero bueno, desde ese momento no he vuelto a perder el bus.

Estoy muy contento con el instituto: no me pusieron ninguna pega a la hora de hacer cambios en el horario (el horario definitivo ha sido el quinto) y todos los profesores han estado dispuestos a echarme una mano y ponerme facilidades.

Otra cosa que me ha sorprendido para bien ha sido la gente. En cuanto supe que iba a ir a Newfoundland, me puse a buscar información sobre este sitio, y encontré muchas cosas tipo "los newfoundlanders son los más acogedores de toda Canadá y sin duda te darán una cálida bienvenida", pero no les hice mucho caso, pensaba que era la típica frase que dicen para atraer a la gente. Pero no. En los primeros días de clase, cuando estaba solo y un poco desorientado, siempre había alguien que decía "hey, siéntate con nosotros" y no dudaba en echarme una mano. Y también están las clases de conversación: un gruo de alumnos voluntarios que se reune los martes a la hora de comer para hablar con los estudiantes internacionales. Así mejoramos con el idioma y conocemos a gente nueva.

Pajama Day!

Las clases aquí son  diferentes: a la mayoría de profesores no les importa que saques el móvil para manar un mensaje o que tengas puestos los cascos. También puedes beber y comer lo que quieras (sí, en clase). Te dejan salir del aula para ir al baño o beber agua siempre que lo pidas (pero eso sí, tienes que llevar un hall pass). Todas las aulas tienen pizarras digitales que funcionan y lo que es más chocante, los profesores saben usarlas. No hay que pagar ningún libro (ni los de lectura) y tienen como más de 30 guitarras para la clase de música. En el recreo y en la hora de la comida puedes ir a donde quieras, desde la pizzería de enfrente hasta sentarte en un pasillo cualquiera con tu bocadillo. Hay un sistema de megafonía por el que dicen los anuncios del día y te llaman si te necesitan para algo (Lui Gahrsia come to the office please, Lui Gahrsia). Lo que no tienen es un patio: no lo necesitan, en Newfoundland de septiembre a junio el día que no llueve, nieva (vale, eso ha sido un poco exagerado).

Respecto a las actividades extraescolares, al principio tuve un problema porque mi hostfamily estaba de vacaiones y no había nadie que pudiera llevarme o traerme (el pueblo donde vivo está a 20 km del instituto), ya que por mi alergia a los gatos no me pude quedar en casa de Marjorie y Thy y yo acabamos con la hermana de mi hostmum (para futuros becados: estas cosas ocurren, pero tenéis a un montonazo de gente para ayudaros a solucionarlas. En mi caso fue hablar con mi coordinadora de aquí y al día siguiente ya estaba en otra casa). Así que por eso me perdí todos los try-outs de los deportes y las primeras reuniones de todos los clubs.

Mi primera tortilla a este lado del charco

Pero bueno, no todo está perdido: estoy en el Social Justice club y en el segundo semestre me
apuntaré al Drama club (no empieza hasta enero). Y lo que es mejor, también me he apuntado a los Sea Cadets. Es una organización paramilitar para gente de entre 12 y 18 años. Depende de la Royal Canadian Legion, pero no solo hacen cosas militares (desfiles, llevar uniforme, tocar el himno...), sino que tienen un montón de excursiones y actividades: paintball, todo tipo de deportes, banda, servicios a la comunidad, navegación... Además están en Brigus, el pueblo de al lado (lo que facilita mucho las cosas por el tema del transporte) y me están sirviendo para conocer a mucha gente de mi edad por esta zona. Es genial en muchos sentidos. Mi hostmum fue instructura, y si os soy sincero al principio no me gustaba la idea de apuntarme, pero era por los dichosos prejuicios e ideas preconcebidas. Ahora he aprendido a mandarlos a tomar por saco y simplemente confiar y experimentar.

Primera vez viendo hockey en directo

Antes he hablado a los futuros becados que estén leyendo esto, y ahora me gustaría animar a todo el que esté interesado en dejar su vida a un  lado del Atlántico para vivir una aventura como esta a que intente conseguir una de estas becas. La nueva convocatoria (aunque imagino que ya lo tendréis más que sabido) se abre este lunes, 3 de octubre.

Y así ha pasado septiembre, entre schedules, mudanzas, clases, extraescolares, nuevos amigos y partidos de hockey (Canadá y Europa están en la final del mundial, ¡yay!). Por cierto, ayer vi mi primer partido de este deporte en directo. No hubo mejor manera de terminar mi primer mes aquí.

Parroquia de Brigus

Bingo!

Primera newfie jiggs dinner

Helado de arce