viernes, 9 de septiembre de 2016

Más de una semana aquí


No me creo que ya sea nueve de septiembre. No me creo que lleve nueve días en Newfoundland. Los días aquí se me pasan muy despacio (por los horarios de las comidas, porque todavía no tengo una rutina fija y porque siempre está nublado, entonces por la luz parece que vivimos en unas eternas siete de la tarde) pero por alguna extraña razón, la semana ha pasado volada. 




Última foto en España
El 31 de agosto mis padres me llevaron a Toledo a coger el tren que nos lle varía a Marko (el otro Spanadian toledano) y a mí a esta gran aventura. Llegamos a Atocha un poco antes de lo previsto, y fue un poco lioso encontrar a los de Red Leaf, pero al final llegamos al hotel sanos y salvos. Lo primero que hicieron fue pesarnos las maletas (yo iba sobrado porque por suerte o por desgracia la báscula de mi casa pesa de más) y requisarnos los teléfonos. Después de dejar mis cosas en la habitación, bajé a la terraza y me quedé parado de todo lo que vi: muchísima gente, caras conocidas, caras que quería conocer y caras totalmente nuevas para mí. Daban pamadas de una forma muy rara y alguien estaba gritando ¡¡LOS DE CASTILLA-LA MANCHA!! Automáticamente me explicaron que estaban repartiendo las camisetas de Spanadians que habíamos encargado y lo entendí todo. 

Los de NL en el aeropuerto de Toronto
El resto del día consistió en reuniones y charlas explicando todo sobre el viaje y lo que teníamos que hacer en cada momento, nos repartieron la documentación que necesitábamos y nos solucionaron las dudas de último momento. Por la noche nos fue muy difícil dormir por los nervios, y nos levantaron prontísimo para coger el avión. Era la primera vez que volaba y fue todo genial, aunque el viaje resultó agotador (no pude dormir en todo el trayecto).

Llegamos a Toronto y pasamos todos los controles (no son ni de lejos como los pintan en la tele), nos dieron el visado y los de Newfoundland fuimos a coger nuestro avión a St. John's. A partir de ese momento comenzaba nuestro camino sin padres ni monitores. Llegamos más tarde de las nueve de la noche, y ahí nos estaban esperando las familias con pancartas, banderas y globos. De camino a casa y con unas ojeras del tamaño de bolsas del Mercadona, paramos en un McDonald's para cenar, y ahí probé la poutine, el plato más típico de Canadá (me sorprendió que lo tuvieran allí).

El 4 volví al aeropuerto para recoger a Thy, mi hostbrother brasileño que me acompañará hasta febrero, y pude ver la misma escena desde un punto de vista diferente. fue muy curioso.

Primera foto en Terranova
Los paisajes aquí son impresionantes: mires a donde mires te encuentras árboles, lagos, el mar o todo junto. Casi siempre está nublado y hace fresquito, aunque nos han hecho un par de días de sol e incluso calor. Lo que peor llevo es la humedad, porque hace que el frío se te meta hasta en los huesos y el calor se te pegue y no estoy para nada acostumbrado.

Es un sitio muy seguro, tanto que la gente casi nunca echa la llave de casa o del coche (que se queda incluso con las llaves dentro) y parece que no hay robos. Cosas raras que tienen por aquí, como lo de no poder entrar a ninguna casa con zapatos, echar bacon a la ensalada, que las ventanas se abran con una manivela o que no haya ni un solo libro en la biblioteca del instituto.
Comiendo Poutine. Aquí se aprecia el tamaño de mis ojeras.

La gente de aquí es majísima, te acogen como a uno más. Tengo un montonazo de "familia", vamos mucho a visitarlos y todos me consideran su sobrino, nieto o primo. Así sos newfies. Algunos tienen un acento bastante complicado (hablan inglés como los andaluces hablan el castellano), pero como mi hostum dice, así aprovecho y aprendo newfounese (ni idea de como se escribe) también.

Estos días he podido hacer cosas muy canadienses y newfoundlanders: tomar algo en un Tim Hortons, pescar en el Atlántico, jugar al "bean bag game", comer tortitas con sirope de arce, asar marshmallows y spider weenies en una hoguera a orillas de un lago...

Las vistas desde casa
Los días 7 y 8 todos los internacionales que estamos en la isla tuvimos una orientación. Nos recogió el mítico autobús escolar amarillo (igual que el de las películas) y fuimos a una especie de campamento. A parte de la orientación en sí (explicciones sobre seguro médico, normativa, programa de actividades...) me reencontré con los otros Spanadians, visitamos un parque natural donde vimos alces, caribús y búhos, nos bañamos en un lago precioso pero helado, bailamos el Gangnam Style con coreanos de verdad y sobre todo, nos conocimos entre nosotros. Somos muchos más españoles de los que creía, y cuatro vamos al mismo instituto.

Un selfie pescando
Ayer cuando llegamos de la orientación hicimos la maleta y nos vinimos a casa de Marjorie (una profesora jubilada del instituto) que nos acogerá durante las próximas dos semanas, mientras mi familia está de vacaciones en Florida. Aquí ya viven dos internacionales: Joaquín, de Madrid y Tim, de Frankfurt. Hoy ha sido nuestro primer día de colegio, aunque los canadienses empezaron ayer. Hoy ha sido el día de conocer al director y a la orientadora, ver nuestro horario y cambiar las asignaturas que no nos gusten, hacer un tour por el instituto y asignarnos una tquilla (y enseñarnos como funciona, porque tela...). El lunes ya empezamos las clases en serio.

Thy, la familia y yo haciendo marshmallows


De momento no estoy nostálgico para nada (toco madera), en parte por la buena acogida que he tenido y en parte porque gracias a las nuevas tecnologías sigo en contacto con mi familia y amigos, además de con los Spanadians de aquí (3.0 y 4.0), que son un gran apoyo.

Como una imagen vale más que mil palabras, aquí van unas cuantas fotos:
Juagano al bean bag game
Más paisajes de mi zona
Más marshmallows

Mamá alce y bebé alce
Si no tienes palo selfie, busca a alguien alto xD
Unos cuantos españoles y mexicanos bañándonos en el lago



El agua estaba helada y había un montonazo de rocas

¿Pero cuándo vamos a tener otra oportunidad de nadar en un lago canadiense?

Intentando entrar en calor después del baño...
Justo antes de ir a la hoguera, teniendo conversaciones profundas y trascendentales
Y eso es todo por ahora, espero escribir otra entrada al final de este mes.



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