En el momento en el que escribo estas líneas son las 2:05 del 31 de agosto del 2016. Hace escasos momentos estaba terminando con las maletas y poco después ha tenido lugar una de las despedidas más duras de las muchas a las que he enfrentado. Ahora mismo estoy triste y muy contento a la vez, sentado encima de mi cama antes de acostarme en ella por última vez en diez meses.
Y es que en cuestión de horas (13 horas, 14 minutos y 45 segundos, para ser exactos) arrancará el tren que nos llevará a Marko (el otro spanadian toledano) y a mí al comienzo de nuestra gran aventura, lo que sin duda supondrá un punto de inflexión en nuestras vidas.
Estos últimos días han pasado en un suspiro, y han estado llenos de hasta luegos: cena de despedida con los amigos de mis padres, comida de despedida con mi familia, despedida de Yoli (mi profesora de inglés, la que me estuvo echando una mano en todo el proceso para conseguir la beca), última fiesta de la temporada con mis amigos, última quedada con ellos hasta dentro de diez meses... Os voy a ser sincero: uno de los motivos por os que tengo más ganas de irme es que eso supondrá el fin de tantas despedidas. No me lo tomeis a mal, estoy súper agradecido a todas las personas que han querido darme sus mejores deseos para esta nueva experiencia, lo que ocurre es que tanto hasta dentro de diez meses me deja un poco... choff.
Otra de las cosas por las que estoy enórmemente agradecido a esta gente son los pedazo de regalos que me han hecho: mi familia encargó una tarta increíble; mis tíos y primos de León me regalaron una sudadera personalizada con una frase de Los Juegos del Hambre; Sonia, una de las mejores profesoras que he tenido (y también una de las personas a las que más admiro en este mundo) me envió el libro-CD de Nueva York, ego fui, un montaje teatral que se han currado ella y un pequeño equipo que une una música y una poesía alucinantes (si a alguien le pica la curiosidad os dejo el trailer aquí, y si después de verlo os animáis a ir a ver la obra, estáis a tiempo de hacerlo en Villafranca de los Caballeros (Toledo) o en Madrid, os dejo los carteles con toda la información al final de esta misma entrada); Yoli (de la que he hablado un poco antes) me dio su ejemplar de El Alquimista (porque dice que Santiago, el protagonista, le recordó a mí y a la aventura que estoy a punto de comenzar), además de un toonie (moneda de dos dólares canadienses) que por casualidad le coló en el cambio un taxista, y el último regalo que he recibido ha sido un diario precioso de parte de mis tíos y primos de aquí, donde podré relatar, de una manera más íntima, todo lo que me suceda en los próximos meses.
También estos días me ha tranquilizado bastante el seguir hablando con mi hostmum y hacer Skype con Mirari (Spanadian 3.0 de Newfoundland) y otros compañeros de provincia. Esto me ha solucionado muchísimas dudas ¡gracias!
Y así las cosas llegamos al momento actual, son las 2:47 (aconsejo a los becados de futuras ediciones que no dejen la maleta para última hora, porque pueden aparecer visitas inesperadas) y estoy terminando de escribir la que será mi última entrada pre-Canadá. Una vez en el Verdadero Norte me he propuesto llevar un ritmo de al menos una publicación al mes, pero no prometo nada porque no tengo ni la más remota idea de como será mi ritmo de vida allí.
Aprovecho estas últimas líneas para agradecer otra vez a la gente que dejo en España el cariño de estos últimos días, y recordarles que esto es un hasta luego, y no un adiós.
Y a vosotros, Spanadians 4.0 que sigais despiertos (esta noche nos va a costar a todos conciliar el sueño), solo me queda desearos buen viaje a Madrid ¡Nos vemos en cuestión de horas!
Pd: Estos son los carteles de Nueva York, ego fui (haced click en la imagen para agrandarla)
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